Hace un año, en Marbella, ilusionada por haber comenzado mi primer gran proyecto, la página web, escribí este artículo. Aunque en este año he cambiado de opinión sobre muchas cosas, sigo y seguiré viendo los sueños como les cuento hoy.

Así que con mucho amor, aquí va.

Sueñen en grande…

porque los sueños, los sueños sí se hacen realidad. 

No como los de Cenicienta, los sueños no son tan claros como el príncipe. Esos son los que en algún momento nos hicieron creer que eran sueños. Pero los sueños reales no son fáciles de ver. Están en constante cambio, evolucionan, tienen miedos, dudas e inseguridades, porque los sueños tienen vida propia.

He tenido algunos que se cumplieron y me ayudaron a avanzar en mi proyecto. Sueños que me hicieron crecer y convertirme en la persona que soy. Sueños que cuando se cumplieron no eran lo que esperaba. Sueños que evolucionaron. Y sueños que aunque se los pedí al universo con todas mis fuerzas no se dieron… hoy entiendo y agradezco porqué.

Pienso mucho en esa pregunta que nos hacían cuando éramos niños; ¿Qué quieres ser cuando grande? 

Siempre respondía – actriz, presentadora, entrenadora de delfines y tener una revista. 

¿En qué momento entre los ocho y los quince años dejamos de creer que era posible ser muchas cosas? ¿En qué momento nos comenzamos a definir en una palabra?

Abogado, cantante, bailarín, medico o consultor.

Somos tantas cosas que sería imposible definirnos en una, diez o quince palabras.

Mientras soñaba con ser actriz, presentadora, entrenadora de delfines y tener una revista. No sé que pasó. Llego la época de la fiesta, los paseos, el grado, la universidad, otro grado, y de repente, sin darme cuenta, como si hubieran hecho fast forward; habían pasado diez años.

Y volvió a salir la pregunta. Pero ya no era ¿Qué quiero ser cuando grande? Sino; ¿Qué soy? 

¡WOW! Para empezar; ¿Ya era grande? ¿Tenía que escoger una palabra que me definiera? ¿Qué iba a responder? Soy administradora. O soy administradora pero quiero ser organizadora de eventos. O soy sincera y les confieso que no se. Que no tengo ni idea y mucho menos de que palabra me podría describir durante una vida.

Me encanta y siempre me ha apasionado el emprendimiento. Pero la necesidad de una constante validación externa sobre mis ideas terminó con muchos de mis proyectos. Pero la verdad, es que todo pasa por algo y esos proyectos llegaron a mi vida no para ser exitosos sino para mostrarme lo que necesitaba para serlo. 

Y si les soy sincera lo más importante para emprender es crearte a ti antes de hacerlo. Entender cuál es tu propósito, que te mueve, cual es la historia que le quieres contar al mundo. Quién eres y quien quieres ser.

Un día, durante la cuarentena, en una sobredosis de Instagram (siempre digo que Instagram es como el universo, me muestra los mensajes que necesito en cada momento) vi mi call to action: “En los momentos de crisis nacen las grandes ideas”.

Cuando tengo miedo, cuando algo me da vergüenza o incluso cuando lo veo como imposible, me imagino mi vida como una película. Me acuerdo que cada capítulo – will only play once -. Pienso en lo importante que es salirse de la zona de confort porque aprendí que lo que hace unos meses parecía imposible hoy lo veo como una tarea del día a día. 

Hago mi parte y dejo que el universo me sorprenda con su magia. Porque cuando comienzas a trabajar por ti y a creer en ti el universo también lo hace.

Les repito, sueñen en grande porque como dicen… para lo corta que es la vida, nos atrevemos muy poco.

-T&H